El Servicio Nacional de Aduanas, en el ejercicio de sus funciones, incauta y retiene diversos materiales que en algunas ocasiones, por mandato legal, deben ser destruidos. Ello es una problemática de alto costo para el servicio como para el Estado, generando además un impacto ambiental.
Consiste en mejorar las condiciones de almacenaje y generar acciones que permitan reciclar las mercancías que en la actualidad se destruyen, transformándolas en materias primas. Estas son rematadas en las subastas de aduanas (generando con ello ingresos fiscales que hacen sustentable el proyecto), o donadas a instituciones sociales para que usen los materiales. Se elimina así el costo de destrucción y se genera valor público.
Da un vuelco radical en la forma tradicional de manejar los residuos. Además fue creada e implementada por los propios funcionarios del servicio que articularon normas y experiencias, con un impacto beneficioso transversal en los actores del comercio y la sociedad. Además, es replicable por otros servicios.